Celebramos el Día del Patrimonio, desde nuestros Alimentos

  • Mayo 24, 2018
  • Caduzzi Salas

CEDESUS, en el marco del Proyecto “Canasta Campesina, un aporte a la alimentación saludable de los pichileminos”, financiado por el Programa Elige Vivir Sano del Ministerio Desarrollo Social, hace un llamado a celebrar este Día del Patrimonio rememorando antiguas recetas y preparaciones, que permanecen aún en el mundo rural, y que son, a nuestro entender, un aporte a la alimentación urbana.

Reconocemos a la cocina campesina local como parte importante del patrimonio intangible de nuestra Comuna, lo que le otorga un elemento valioso a la identidad de cada localidad. Esto debido a que los saberes y prácticas culinarias se relacionan directamente con nuestra historia y nuestras raíces. Las diversas técnicas utilizadas para sembrar, recolectar, preparar, servir, consumir e incluso intercambiar o trocar nuestros alimentos, han venido definiendo lo que somos y donde pertenecemos.

En las diversas actividades llevadas a cabo dentro del proyecto se han recolectado muchos saberes y prácticas alimentarias y agrícolas, las cuales, bajo el paso avallasador de la modernización, habrían estado destinadas a desaparecer. De ahí lo valioso que ha resultado esta experiencia de recrear y evocar sabores, modos y aliños de nuestros ancestros campesinos, los cuales, una vez adaptados y revalorizados, resultan ser un aporte a nuestras actuales formas y prácticas de alimentarnos y de mantener nuestro sagrado vínculo con la tierra.

Le hemos dado luz al reencuentro con el mote, los chicharos, la siempre presentes quinua y el cochayuyo; una gran variedad de porotos, alfajores, biscochos y los vilipendiados chicharrones y la manteca casera, así como también el café de trigo y de higo, las mistelas y tisanas, la harina tostada y el ulpo frío y del otro también.

Y no tan solo ha sido comer, sino principalmente conversar, generándose las posibilidades y condiciones para el encuentro en el cocinar y en la mesa, y así casi sin quererlo nos reencontramos con los recuerdos, con las vivencias y las anécdotas, con las historias y lo que nos han dejado nuestros mayores. Y de pronto se sumaron las guitarras y sentimos las ganas de cantar y también de bailar.

Por lo mismo, destacamos ciertamente a nuestras mujeres campesinas y a nuestras abuelas, pues son ellas, principalmente, las que han venido resguardando y atesorando estos saberes que le dan sentido y razón a nuestra identidad, constituyéndose en guardianas de nuestro patrimonio alimentario.